Varios colegas del sector de alimentos estuvimso vía Google Hangout en un conversatorio abierto, con el fin de analizar la situación de la calidad de las aguas envasadas en Colombia y como desde el enfoque de la ingeniería, la ciencia y la tecnología alimentaria se pueden generar mejores prácticas para preservar la inocuidad del agua envasada destinada al consumo humano.
Revise la grabación del encuentro:
El enfoque de mejores prácticas propuestas para las empresas dedicadas al envasado de aguas en el país:
- Considerar las operaciones de las empresas de esta actividad como algo extendido hacia la identificación y evaluación de riesgos de todo el proceso productivo, siendo de principal cuidado las fuentes de obtención de agua. Las micros y pequeñas empresas prácticamente usan el agua tomada de los acueductos municipales, manejados por entidades del estado. Vale la pena entonces que las mismas empresas hagan la respectiva veeduría a los procesos de tratamiento y potabilidad del agua, pues si su materia prima no cumple con los requisitos microbiológicos y fisicoquímicos que deben ser asegurados por los mismos acueductos será poco probable tener un producto final con los requisitos exigidos por la regulación (resolución 12186 de 1991, resolución 2115 de 2007 y decreto 1575 de 2007)
- El no conocer la normatividad no es excusa para no aplicarla y hacerse acreedor de los procesos sancionatorios de las autoridades sanitarias competentes. Se hace necesario entonces que los empresarios de esta actividad puedan conformar un comité técnico y jurídico que les permita conocer las implicaciones legales, comerciales y técnicas el no implementar las actualizaciones normativas para el funcionamiento de las empresas en el ámbito sanitario y ambiental. Aquí también hay una gran responsabilidad de los profesionales de las ciencias alimentarias, sobre los cuales recae la competencia para dar conceptos técnicos y controlar la producción en la industria de alimentos.
- Fortalecer los sistemas de gestión de inocuidad de alimentos implica conocer e implementar la evaluación de riesgos, esto permitirá tener un nombre y dar la cara con criterio técnico y científico ante la competencia desleal y la información que circula en medios de comunicación sin fundamentación y rigurosidad que implica la salud pública
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